Hace unos meses la vida de Kenzo dio un pequeño gran cambio.
Kenzo es un niño de 12 años que vive en Madrid con su madre Gina. Gina llegó hace muchos años a España procedente de Guinea, y desde entonces ha estado alternando periodos de tiempo de desempleo con trabajo temporal. Esta situación ha colocado a la familia en una situación económica delicada, lo que les impide realizar gastos importantes.
El niño es buen estudiante y destaca por ser muy responsable para su edad. El año pasado en una revisión gratuita organizada por ACCEM (organización que trabaja para mejorar la vida de los refugiados) se le detectó un posible defecto en la visión, por lo que se le derivó a la Escuela de Óptica. Allí los profesionales de la UCM confirmaron una miopía en los dos ojos, con unas dioptrías de -2.50 en el ojo derecho y 2.25 en el ojo izquierdo. La Escuela, decide proponer a la familia acudir a AMIRES para valorar la posible adaptación de lentes de contacto.
AMIRES cuenta con la colaboración de empresas solidarias, que nos ayudan con su asesoramiento profesional y proporcionando productos para personas con problemas de visión. Gracias a estas colaboraciones podemos lograr ofrecer gafas y lentes de contacto sin coste a aquellas personas que, por su situación, no pueden permitírselo.
Cuando en AMIRES nos reunimos con Gina conocemos a una persona activa, positiva y preocupada por proporcionar a su hijo las mejores condiciones que le permitan desarrollarse sin problemas. Nos explica como Kenzo es muy responsable y tiene buenos hábitos de higiene, además de que ella se implicaría en el seguimiento de cualquier tratamiento que fuese necesario.
La entrevista nos convence de que la mejor opción es ofrecer las lentes de contacto MiSight, con la que el niño no sólo mejorará sustancialmente su visión de lejos, si no que además son idóneas para controlar su miopía (puedes leer el resultado del estudio en este artículo). Queremos ayudarle a cuidar su visión y proporcionadle el grado de libertad que dan las lentes de contacto para que desarrolle sus actividades con la misma facilidad que sus amigos.
Ahora, más de 6 meses después, la vida de Kenzo ha cambiado. Se siente más cómodo en su día a día y estamos seguros que pronto se notará en su rendimiento escolar y, lo más importante, en su sonrisa.
Otros artículos que te pueden interesar:
AMIRES La Sociedad Española...
El Acuerdo del Consejo Territo...
El nuevo Real Decreto pone el ...